Francisco ha recordado que para ser un buen sacerdote es esencial el contacto y el acercamiento con el obispo. ''La característica del sacerdote diocesano es precisamente la diocesaneidad. (...) Un sacerdote que no tiene relación constante con su obispo, lentamente se aísla del cuerpo diocesano y su fecundidad disminuye, porque no ejercita el diálogo con el Padre de la Diócesis''.
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